En diversos posteos sobre las reformas anunciadas recientemente por el ministro Lavín, leí cosas como
- "Dedíquense a hacer clases y a perfeccionarse….."
- "Los estudiantes de pedagogía queremos que los profesores viejos JUBILEN, dejen los puestos a los más jóvenes, por culpa de ustedes no hay pega, aparte están obsoletos."
- "Los profesores debemos luchar por nuestra dignidad profesional, si bien es cierto que hay unos más profesionales que otros"
Hice un breve recorrido por mis años de escuela, vino a mi mente 1981 en primero básico, se avecinaba una crisis económica, recuerdo las poblaciones callampas en Américo Vespucio y el Zanjón de la Aguada. Un colegio sin paredes, no tenía nombre, sino un número con letras, estaba cercados por mallas, le decían "el gallinero". Las salas eran oscuras. Nos dieron leche con galletas. El segundo día de clases la profesora "mechoneó" a una niña que no quería entrar a la sala de clases y yo no quise volver a ese colegio.
Luego se iluminó el rostro de mi profesora de tercero básico, se llamaba "Myriam Bravo", era joven, parece que estaba recién egresada, usaba pañuelos en el pelo, aros largos, faldas artesanales y un morral. Ella hizo de mi una alumna destacada (después de un primero básico en el que no aprendí a leer ni escribir y un segundo básico que no registré), la recordé enseñándonos una coreografía de "Los Jaivas" y ensenándonos "El cautivo de Til-Til"
Luego, en 5°, el señor Aquiles Lara Lara, nuestro profesor jefe, era un hombre muy joven, alto y de buen humor, especialista en matemática. Lo recordé contando chistes y ayudándonos a organizar el consejo de curso.
Crecí y me matricularon en el Instituto Blas Cañas, en pleno centro de Santiago, corría 1987, la tensión social era insoportable, protestas, guanacos y lacrimógenas en el patio del colegio. Ahí comencé a recibir educación Técnico Profesional, éramos 2400 niñas. Recordé a Don Rómulo Urrutia, sermoneándonos para que nos comportásemos como señoritas, enseñándonos a hablar correctamente, fuerte y claro, a usar zapatos con taco a los 15 años, a sentarnos con delicadeza en un sofá. Recordé a la Señorita María Angélica, profesora de estadística hablándonos sin pelos en la lengua sobre embarazo, drogas y alcohol y ocultando furtivamente a una alumna con el vientre abultado. A mi querida profesora "Dola Ríos" enseñándonos la coherencia y rectitud, apostando la vida por sacar de nosotras "lo mejor", impulsándonos a participar en acciones sociales con otros colegios, enseñándonos a liderar, dialogar, corregirnos, pedir perdón y perdonar.
Pensé: ¿se merecen estos profesores que les digan "váyanse para su casa, están obsoletos, déjennos la pega"?
La vida, las generaciones han cambiado. Intentando ser muy objetiva, y atendiendo el minuto histórico que vive la Educación Chilena, concuerdo completamente con la necesidad de contar con profesores que "humanicen la humanidad", que "formen ciudadanos" cuya moral se oriente a la equidad social, la verdadera democracia y la sana convivencia. Pero hay que hacerse cargo de una triste realidad: hay profesores con escaso capital cultural, que se expresan mal, que no actualizan sus prácticas, que día a día marcan una raya en la pared, descontando tiempo para el minuto de su retiro.
Lo más doloroso es que estos profesores permanecen inamovibles en las salas de clases de los colegios más pobres, perpetuando un modelo fristemente “mediocre”. Cansados y curtidos ante la realidad social, bajaron sus brazos por que no pueden levantar cursos de 45 alumnos que se drogan, roban, son abusados sexualmente, maltratados físicamente, cuyas familias trafican, manejan armas... en fin, tantas situaciones límite a las que un joven en edad escolar, jamás debería ser “sometido” y digo sometido, porque nuestras políticas económicas, sociales, educacionales “producen” 2 tipos de educación: una que proyecta y otra que condena.
Así, el sistema produce 2 clases de ciudadanos: uno que desde los 4 años se PROYECTA como empresario, cirujano, investigador, senador de la república, presidente, deportista de elite, intelectual de renombre. Otra educación que “CONDENA” desde los mismos 4 años a ser “con suerte” un obrero calificado o un técnico, (da igual, en Chile éste tipo de educación es de segunda categoría).
Estos profesores y muchas veces “Directores de establecimientos” que sin duda, en algún momento abrigaron altos ideales, ya no pueden más y con justa razón. Esto es, entonces, un problema que trasciende a las políticas de educación, es un problema que emana de la profunda y cada vez más profunda brecha que separa a las clases acomodadas de las pobres.
Creo que estos profesores “cansados” deben salir del sistema y además les debemos un profundo agradecimiento y una disculpa, por haberlos dejado tanto tiempo solos, a la deriva, luchando con precarias armas “en una selva”, por haber depositado en ellos la tremenda responsabilidad de hacer sociedad, más que enseñar contenidos. Por que los obligamos a forjarse autodidáctamente como psicólogos, asistentes sociales, doctores, orientadores, psicopedagogos, abogados, guías espirituales, padre de los sin padre, madre de niños sin afecto, amigo, guía, compañero y cuando se pudo, profesor. ¡ Infinitas Gracias a todos ellos! por el temple que demostraron, por años de dictadura en los que les prohibieron enseñar libremente, porque el estado les abandonó y los dejó en manos de las municipalidades y los privados, y por que quisieron darnos lo mejor, pero finalmente, solo pudieron darnos “lo que pudieron”.
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